Construcor considera que el estado de la edificación residencial en Córdoba está mostrando un tono estable, sostenido y solvente, tras los últimos datos de las hipotecas constituidas (mayo), y su comparativa con los registrados en el mismo período de 2018.
Tal y como ya avanzó Construcor, a través de sus previsiones de principio de año, los datos vienen a confirmar la solidez y estabilidad de la edificación residencial y venta de viviendas, tanto de nueva construcción como usada en Córdoba.
Con los últimos dados disponibles (31 de mayo) se constituyeron 2.402 hipotecas para compra de viviendas, lo que supone un aumento del 9,8 por ciento sobre las formalizadas en el mismo período de 2018, con un importe medio de 97.921 euros, apenas un uno por ciento menos que el importe medio anterior.
En este sentido, las ventas acumuladas de viviendas hasta la misma fecha (31 de mayo), ascendieron a 2.743, un 2,46 por ciento frente a las registradas en el mismo período doce meses antes.
Con estos datos, para Construcor, la foto de la edificación residencial en Córdoba refleja un estado de actividad estable, sostenible y solvente.
Estable por cuanto mantiene un ritmo de crecimiento contenido, a diferencia de otras ciudades que han experimentado alzas muy superiores, incluso de dos dígitos, y que ahora comienzan a registrar algunos síntomas de desaceleración de la actividad.
Sostenible porque no registra un desequilibrio entre la oferta y la demanda, lo que está permitiendo un alza moderada de los precios, pese al aumento de los costes de construcción por el mayor nivel de las exigencias técnicas y de calidad, que las empresas están absorbiendo en parte con un estrechamiento de los márgenes.
Además, y como viene sucediendo desde que se inició la reactivación del mercado inmobiliario, un 87,6 por ciento de las viviendas vendidas se destinan a residencia habitual, tal y como muestra la relación entre las ventas y la constitución de hipotecas, lo que constituye un factor de estabilidad de los precios.
Y es solvente tal y como refleja la reducción del importe medio de los préstamos hipotecarios, síntoma de una mejora de la capacidad de compra pese a las restricciones de acceso al crédito, favorecida también por los bajos tipos de interés y por el hecho de que las entidades de crédito no están trasladando por ahora los costes derivados de las últimas reformas.